Tegucigalpa. Olimpia y Motagua nos regalaron uno de esos clásicos que lo tuvieron todo: polémica, golazos, dramatismo, lluvia y buen fútbol. Fue un duelo que demostró, una vez más, que estos enfrentamientos se juegan con sangre, sudor y coraje. Nadie se relaja hasta que el árbitro levanta los brazos, suena el silbato y declara el final.
Pero Motagua comenzó a celebrar antes de tiempo. Olvidó cerrar el partido y, con el duelo aún vivo ante un rival que domina este tipo de escenarios, cometió un error fatal al conceder un tiro de esquina. Lo pagó caro. Olimpia le recetó la misma medicina de hace algunos años, cuando Andy Nájar, bajo la dirección de Diego Vázquez, los dejó eliminados. Esta vez, también en el último suspiro y bajo la lluvia, el clásico terminó 2-2 en un cierre electrizante.
Fue una batalla jugada codo a codo en cada centímetro de la cancha del Nacional. La polémica acompañó el encuentro, con un arbitraje cuestionable de Nelson Salgado, quien sancionó un penal dudoso a favor de Olimpia y omitió otro claro para Motagua, que fue superior, pero no supo sostener la ventaja pese al doblete del brasileño Jhon Kleber de Oliveira.
El duelo inició con un Olimpia volcado al ataque, apostando por la velocidad. La controversia llegó al minuto 10, cuando Luis Vega falló en una entrega, Benguché robó el balón y asistió a José Mario Pinto. Este esquivó al portero Marlon Licona y, al sentir un leve contacto, cayó. Salgado marcó penal pese a lo discutible de la acción. Yustin Arboleda, con su habitual frialdad, cobró desde los once pasos y adelantó al León con clase, engañando a Licona.
Drama y goles. Antes del descanso, con Droopy Gómez lanzado al ataque, Motagua provocó una falta al borde del área. En la jugada, Emanuel Hernández derribó al atacante debido al estado de la cancha. Llegó entonces la genialidad de Jhon Kleber Oliveira, que ejecutó al estilo Ronaldinho: disparó rasante mientras la barrera saltaba, venciendo a Menjívar para empatar. Antes del final de la primera mitad, el arquero albo salvó un bombazo de Maicol Cabrera que llevaba sello de gol. Lo mejor estaba por venir en un segundo tiempo que no decepcionó.
En el complemento, Motagua ganó terreno. Con el ingreso de Jorge Serrano, se lanzó al ataque y en una jugada cayó dentro del área tras un contacto con Rivas, pero Salgado no lo sancionó. En la otra área, Licona empujó a Bengtson y tampoco se señaló nada.
El drama quedó reservado para el cierre. Al minuto 88, un centro de Clever Portillo encontró la cabeza de Kleber Oliveira, que se elevó entre los centrales para el 2-1. Pero los partidos hay que cerrarlos, y Javier López no lo hizo. Regaló un tiro de esquina y, al 90+8, Derek Moncada aprovechó un balón suelto para firmar un empate agónico que salvó al Olimpia de la derrota.
